PRIMER PREMIO
COPIAS
Bastaría con leer un solo libro y cortarse una sola vez el pelo,
Con escuchar la misma canción de Leonard Cohen todas las noches
Y rezar el Ídolonuestro al dios que mejor nos venga.
Bastaría con despegar los labios una sola vez y prometerte que nunca vas a morir a mi lado,
Porque cuando mueras (sin morir) yo copiaré cada uno de tus gestos,
Y me reiré como ríes tú
Y guardaré tu silencio,
Lo mismo que harás tú cuando yo muera y sigas aullando este poema.
Copiémonos a nosotros mismos mientras el mundo ajeno bosteza
O cuenta a sus muertos,
Intercambiemos nuestros cuerpos,
Seamos lo que sobrevive,
La quijada del asno que tomó Sansón y hoy regocija a los hombres en el carnaval,
Los miedos antiguos por fin domeñados,
El díptico perfecto cuyos relieves se besan plegados.
Besémonos cuando nadie nos vea.
ACCÉSITS
TE PUSE POR NOMBRE VIENTO
Estas pasando, viento, por mi calle,
Repicando en mi piel endurecida.
Me invitas a tu eterno nomadismo
arrastrando palabras de dolor interminable.
Cansado de quejarte en los rincones,
ondulas mi tejado, arañas mis paredes,
no puedo aliviar tu soledad inevitable.
Trepas lujurioso por las piernas de las muchachas,
que corren a esconderse ruborizadas.
Tú quisieras tenerlas tendidas a tu antojo,
retozar en sus curvas y oquedades,
ver sus pechos dormidos levantarse en oleaje
buscando con ímpetu salvaje
tu profundo aliento enardecido.
Pero sólo quieres aventar sus ilusiones,
esparcirlas por senderos y caminos,
rezongar jocoso e indiferente
enredando los sueños de su frente
como el humo de un cigarro en remolinos.
Concitas a los ríos en el mar para abrazarlos,
pero no tienes brazos ni piernas,
sólo quieres jugar con el agua
que levanta ufana sus olas locas
buscando tu cuerpo inexistente
y una y otra vez intermitente
destroza su ilusión contra las rocas.
POETAS
Sabías que poetas poetas
que vieran arder la luna
a través de los ojos de los búhos
no había más que uno;
y buscaste sin embargo en mis bolsillos
la libreta de los versos,
encontraste servilletas de papel
y unos teléfonos;
ninguno de ellos era el tuyo.
Meditaste por las noches mis insomnios
y afirmaste que querías conocerme,
te entregué mi hígado y dijiste
que querías el cerebro únicamente.
¡ENHORABUENA A LOS TRES!
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