EL
CAOS
Se
aproximan oscuros nubarrones.
El
cielo se oscurece por momentos.
En
el infierno están todos contentos,
¡Ya
han empezado las celebraciones!
Tenebrosas
borrascas que, aseguro,
devastarán
los campos que sembramos
y
que con tanto mimo cultivamos
cuando
creímos que habría un futuro.
Los
tiernos brotes de las Libertades,
la
Igualdad, la Justicia, los Derechos…
Toda
la tierra en perpetuo barbecho
arrasada
por terribles tempestades.
Quedarán
las ciudades sepultadas
bajo
un fango de odio y de rencores.
La
vida en blanco y negro, sin colores,
tan
triste como en épocas pasadas.
Sabremos
otra vez lo que es el miedo;
perderemos
todos nuestros derechos;
se
ahogarán las ideas en el pecho
y,
otra vez, volveremos a hablar quedo.
Los
hombres volverán a ser esclavos;
las
mujeres serán, de nuevo, objetos;
quedarán
los argumentos obsoletos
y
martirizarán a los más bravos.
En
mayo no será la primavera,
como
viene ocurriendo desde antaño,
la
estación que renueve cada año
el
ciclo de la vida en la biosfera.
Vendrá
este mes de mayo, un temporal
más
cruel que las siete plagas famosas;
fruto
de emanaciones sulfurosas
esparcirá
con ira todo el mal.
Se
acerca desde el Sur, de Andalucía,
y
se expande en todas direcciones;
y
no habrá altillos, sótanos, rincones,
donde
esconderse cuando llegue el día.
Tendremos
que empezar a defendernos;
más
vale que luchemos sin desmayo.
No
valdrá lamentarse cuando, en mayo,
se
desaten los males del averno.
Enrique González
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