Recuerdo
vagamente
su acantilado
de silencio
defendiendo su
lado oscuro,
casi un viento
de pecado.
Desgajada en la
sombra
mi mano ordena
papeles
de un amor
lejano
casi un cielo frío.
Camino del
umbral de la noche
palillea entre los
huesos
la tristeza de
la ausencia
en una mortaja
triste.
Midió mi cuerpo
con la única
palabra
impronunciable.
Talismán de
todos los sentidos
con un
significado estremecido.
Ahora que no se
detiene
la luz
inesperada que hiere
el perfume que
agoniza en un silencio
descubro la
nostalgia del deseo.
Carmen Ortigosa.
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