La guía
de la vida
Cuando he
visto la arrogancia de la mujer
en el
período del embarazo, me vuelco a pensar:
Has sido tú,
de siempre, la guía de la vida
La engendras
en tu seno conformándola en tu cuerpo.
Haces con la
otra vida la tuya propia y
compartes
con tus gentes la esperanza.
Cuando he
visto la dulzura de tu cara,
al amamantar
al nacido, pienso en la infinita ternura
que albergas
en el interior de tu pecho,
derramando
cuál lluvia de estrellas, en su boca
el primoroso
firmamento.
Cuando he
visto tu sonrisa
ayudando al
niño a dar sus primeros pasos
y cuando el
nene caía, ayudabas a levantarse
y volver a
empezar. Tu paciencia.
Cuando he
visto tus brazos abiertos
recibiendo
al chaval que viene del cole
cargado de
mochila llena de besos.
Cuando he
visto tus ojos buscando en sus ojos
entre los
colegas del “Insti”, la señal
del primerizo
enamorado
y
encontraste la diana donde
persistentemente
se clavaban.
Cuando en la
Facultad creíste en su talento
y lo
alentaste a comenzar carrera
de altas
metas , de esfuerzos grandes.
Cuando tus ojos se quedaron borrosos
por la
humedad del lacrimeo
que asoman a
tus primorosos ojos.
Si tuvieras
que embargar parte de tu vida no
dudarías en
ningún momento en asegurar
ese
convenio.
Ya estas
volviendo a esperar aunque no
seas tú la
que lo engendra
y al final
aparece con la misma sonrisa
que tú
recuerdas cuando te llegó a ti.
Abuela.
Toda una vida
Antonio
Roque
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