Sobre una serie de dibujos de Alberto Vicente (alvicmon), el poeta y escultor José María Garrido, y la poeta y fotógrafa Dori Rosado, escriben textos sugeridos por las imágenes.
CAMPANA
DE VACÍO
Dentro de esa campana descrita por tu autor
yo percibo las líneas de la sensualidad,
tu boca exuberante,
dirige mi mirada
hacía esos abalorios que penden sobre ella.
Y te siento odalisca
aunque tú no lo sepas.
Dori Rosado
CAPITOLIO
El poder de un Estado,
la arrogancia de hombres que se creen
imbatibles
por ver la luz primera donde quiso la suerte.
Esos dos pajarillos que escaparon a tiempo
los miran compasivos,
porque saben que el mar,
cuando así lo decida, acabará con todo.
Dori Rosado
Lloran los ojos sobre el mar
y da la sombra,
lloran los ojos sombre el mar y
busca el sol
y piensa más mientras se hunde
afloran las arrugas en su frente
agudos disonantes
y le ahoga ese silencio bullicioso
que se escapa de las olas
La cabeza aprisionada por la
muerte
El dolor creciente y expandido
Y una jaula sin fin y sin
fronteras
que le aplasta.
José María Garrido
REFUGIO INVERNAL
Cubiertas por las
nieves del invierno
se apoyan las manzanas
en el grupo
y protegen del frio un corazón que late.
Igual que esas manzanas
que se niegan a helarse,
llegaremos nosotros más
unidos que nunca
Desde dentro de la tierra
su boca me devora,
circular,
equidistante y escondida
cargada de sobras y sorpresas
y deja salir como árboles
solemnes
los cuatro puntos cardinales de
su angustia
los cuatro pensamientos liberados
el antes y el después, el arriba
y el abajo
y se quedan escondidas las
preguntas
¿Dónde? ¿Por qué?
Tal vez porque es invierno.
José María Garrido
LA
CASA DE LA ROCA
Eliges la belleza extrema
sentada en esa roca que todo lo domina.
A cambio tu tristeza del que se siente solo,
es la cara y la cruz de una moneda
la eterna dualidad de los humanos.
Dori Rosado
la línea que separa el cielo,
la tierra
y el infierno tan cercano.
Cabezas separadas,
Pájaros sedientos,
Montañas amarillas,
sombras, trazos de cristal,
trenzas de plomo,
manos escondidas
y ese suelo inseguro
que no soporta la locura del artista.
José María Garrido
ANTE TODO TRANQUILIDAD
Has escalado un árbol
desprovisto de ramas,
para gritar a todos y a
ese hombre
que la madre y la
amante
se quedaron abajo,
Y ahora solo eres tú
buscando entre las
nubes
Una escalera o el
abeto de la vida
con sus ramas oxidadas o esa mano izquierda que cae
El equilibrio una
quimera con raíces
Y tal vez los ojos
bien arriba
Desnudos de dolor,
mirando al infinito
Escribiendo un poema
desigual
cosido en asonantes
sin costuras
señuelo de la senda
El blanco de la
nieve
lo atraviesa en un silbido
y parece gemir una balada.
José María Garrido
CONTENEDOR
DE RUIDO
Con la tapa abierta y barrotes huecos
pretendes contener lo que tú llamas ruido.
Quizá sea solo música distinta
para gentes de mundos diferentes.
Dori Rosado
Por sus agujeros
dejo que se acerca la música
y abro las ventanas.
Descubro el infinito y los planetas.
se rompe el horizonte.
y el sentido se hace azul
mientras gira.
Descubro a noche,
la noche y una jaula
la pintura se dilata y se hace negra
la imagen está presa
en una mano poderosa.
José María Garrido
BOCETO
PARA ESFINGE
Envuelto en ese traje futurista
me dices que eres hombre de otra época,
tecnología punta en tu apariencia,
expresión de tristeza en esos ojos
que hablan del afecto y sentimientos
de un mundo que tal vez solo intuiste.
Dori Rosado
Extendidas las manos del sultán
a modo de dos palmeras
con ojos para no ver,
el desierto en el que reina
oculto por la mirada
al lado del pensamiento
banderas que no se mueven
Un discurso
interminable
nada dice,
todo calla
respira, mata y sonríe,
y se mueve muy despacio.
José María Garrido
LA
ÚLTIMA PARRILLADA SALVAJE
Estos peces que se creyeron libres,
reflejan lo que somos.
Criaturas indefensas apresadas en redes.
Y nos
dejan movernos hasta que alguien decide
que es hora de encender la parrillada.
Dori Rosado
Es el errático viaje
del lapicero de aquel dios,
sobre el papel en blanco
hecho universo,
traza un camino inescrutable,
el séptimo día de la creación
y sin descanso
esboza una figura irreverente,
extraña forma a la que insufla
vida,
una efímera vida
que se agota con la muerte
y la sienta, perfecta, en su
regazo
a la puerta ya cerrada,
de aquel hermoso paraíso, y
descansa
José María Garrido
LA PODEROSA TORRE
Esa tela de araña que
termina en el cielo
incitando a escalarla
para llegar al límite
me anima a comprobar de lo que soy capaz
retándome a vencer el miedo a lo posible.
Dori Rosado
Necesito garras de primate
para regresar despacio a las cavernas
sujetándome entre las cuerdas
de este delicado trampolín
el tiempo se pierde en las
ventanas
de este horizonte horizontal
porque yo no miro hacia lo alto
mis ojos van de frente,
pisando mi camino;
el cielo está muy lejos
el cielo está escondido
detrás de cada sombra
detrás de cada esquina.
José María Garrido
EL
SUEÑO DEL PIROTÉCNICO
Tus
fuegos de colores
Inundan con su luz las noches de verbena,
para reír un poco, para bailar soñando,
para cambiar los grises por brillantes figuras
y hacer
del día a día un lugar habitable
donde la luz perviva y no sea pirotecnia.
Dori Rosado
Cinco dedos por corona
a modo de minarete,
un trinquete en una esquina
señal de suerte y fortuna
Sin nombre ni condición
desnuda de hipocresía
sola y feliz en la vida
señora de luna y tierra
soñadora impenitente
con un camino a sus pies
y a su derecha, dos rosas
como huellas en el viento.
José María Garrido
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