martes, 4 de diciembre de 2018

Navegante.



NAVEGANTE

    
Pides como un dios para vivir y olvidas,
emperador de la calle,
emperador,
dueño del asfalto y de la sed
duque del cartón, señor del miedo

Navegante de un océano perdido
compañero de la sole y la botella,
tus amigas que ni hablan ni te piden,
y tú las miras, compañeras,
con tus ojos casi ciegos
y las odias a las dos.

Una crece y la otra se vacía
mientras un insulto en forma de moneda
cae junto a tu mano temblorosa
y otra vez la noche,
el hambre
y los amados fantasmas de la muerte.

Y bebes para vivir y sueñas
sueñas que se borran, y están cerca
muy cerca,
y bebes y naufragas
en ese desierto conocido en el que habitas
sin que venga a salvarte la tristeza

La tristeza ya no tiene sitio en tu dolor
una esquirla, el milagro, la esperanza,
y una foto de familia en el recuerdo
apenas eres eso,
barro como Adán en el infierno
endurecido por las horas

Y yo te compadezco,
Desde aquí, desde mi trono
sin saber que eres mi espejo.


José María Garrido


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