sábado, 23 de diciembre de 2017

Volviste a ser bala...


Volviste a ser bala,
y te vi caer.
Volviste a ser bala perdida,
y te vi arder.

Estuviste caminando días enteros,
semanas y meses hacia el oasis
por el desierto-infierno,
en el cual contar los granos de arena
era la única opción.
Y no te apetecía.
Aprendiste poco a poco
a mirar las huellas que ibas dejando,
y también descubriste
otras huellas y otros caminando
hacia el agua, hacia el equilibrio
entre el frío y el calor,
hacia la centrada aguja del termostato.
Llegaste y te vi caer, no importa después de cuánto.
Te volvía a doler la misma maldita herida.
Maldícela ahora conmigo.
Mírame a los ojos y dime que es lo peor.
Que ya no sabes cuál es el veneno y cuál es el elixir.
Dame la mano y volvamos a dejar huellas.
Encontraremos o no el oasis, pero algo haremos.
Caminemos de la mano, de nuevo, en la buena dirección.
La luna o el sol, que nos guíe quien sea,
pero con la luz alumbrando esta oscuridad, te prometo que será mejor.

Inesa Racu.




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